Por alguna extraña razón de mi desequilibrada mente días antes me encontraba con un humor anti-vacaciones (raro, muy raro. Yo soy la primera en ponerme en snorkel y querer partir a la brevedad posible) pero ese humor mejoró al segundo día.
En la kilométrica alberca me encontré a un ser con un escalofriante parecido a "alguien" cuya presencia me altera. Sumergí la cabeza dejando sólo los ojos en la superficie y sigilosamente nadé hacia donde se encontraba. Eran muy similares...
Lo curioso es que justo ese día era el cumpleaños de ÉL. Fantástico: huyo de aqui para olvidarme del mundo entero (particularmente de ÉL) y, bravo: me encuentro a su clon a cientos de kilométros de distancia chapoteando en una alberca y sumergiendo sus chinitos. Bravo. Me perturbó y mi subconsciente hizo lo suyo: a pesar de que evidentemente NO era ÉL me lo quedaba viendo, mis ojos lo buscaban automaticamente.

El clon huyó del otro lado de la alberca (tal vez se percató de la acosadora paliducha que le clavaba los ojos).
Al día siguiente me lo encontré en el desayuno y me azoré tanto que no me di cuenta de que bañé copiosamente mis hotcakes con suficiente miel maple para que me diera un coma diabético.
Aunque me negaba a salir del hotel (por amor de Dios, ¿para qué? Hay nachos, piñas coladas y una alberca kilométrica ¿qué más quieren?) terminé yendo a Playa del Carmen. Cuando oscurecía vi un local de JellyFish Lamps y aunque lo he visto un montón de veces (ese lugar ya lo conozco como la palma de mi mano) le dije a mi amá que fuéramos. Santo Cielo, OH DIOS SANTO. El vendedor era otro clon, pero esta vez del guitarrista de una banda de la cual era yo una friki fan hace un par de años. Ese guitarrista era mi amor platónico y también tenía en algún rincón de mi desequilibrada mente el plan macabro de ligármelo algún día. El vendedor de las lamparitas era como la versión mejorada de él; en serio, era impactante.
Nos dio una cátedra sobre la elaboración de dichas lamparitas, y yo con ojos de alien y la mandíbula abierta lo observaba. "Regresamos mañana" le dijo mi madre. "Ah, sí claro, pero vengan en la noche para que las vean encendidas" y ¡zaaz! que le guiña un ojo coquetamente ¡le guiñó un ojo!
Oh, clon del guitarrista te compro TODAS las lamparitas.TODAS.
No dije ni una maldita palabra. Me alejé y hasta que estuve lo suficientemente lejos me cayó el veinte: ÉSE era el momento. Pero el momento se fue y seguro no lo volvería a ver jamás. En otras circunstancias tal vez le hubiera platicado sandeces hasta sacarle el mail o algo. Pero, por Dios, iba con mi madre.
Más tarde "bromeando" le dije a mi madre que si de verdad regresaríamos... " Ya no ¿Para qué? ¡Ah! ¿Por la lámpara? Por la mañana mientras corría pasé por las tienditas del hotel y vi que venden unas iguales y al mismo precio. Si quieres vamos."
Argh. Argh. No madre, lo que menos quiero es la lámpara...
La víspera de nuestra partida estábamos cenando plácidamente cuando un mesero se acercó a charlar y empezó a lanzar indirectas que luego se convirtieron un directas y le decía a mi mamá "suegra" y me pidió mi "hotmail" (AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA)
Mesero: Y estem... este... tienes hotmail?
Yo: (WTF?) Eeemmm... NO.
Mesero: Yahoo?
Yo: NO. Cof, cof... no me gustan esas cosas, no me llaman la atención (jajaja)
Una señorita le gritó que atendiera sabrá Dios qué cosas (llevaba horas pegado en nuestra mesa parlotenado y tirándome la onda) y entonces una luz celestial iluminó la puerta de salida y aproveché para huir como alma que lleva el diablo.
Caché con la boca un pedazo de brócoli que un chef me lanzó en un show del restaurant japonés, terminé jugando volleyball en la alberca con unos coreanos que no hablaban inglés. Los moscos me devoraron, en la noche era cuando los piquetes me daban mucha más comezón,tanta que me impedía dormir; me quedé viendo girar las aspas del ventilador que parecían ser las alas de un insecto enorme en medio de la oscuridad mientras comía un Bocadín y creía enloquecer por la tremenda comezón.
Me convertí en la salvadora de una lagartija que nadaba en un intento desesperado por cruzar al otro lado, cavilé durante horas junto a la playa cómo regresar a Playa del Carmen para volver a ver al vendedor sexy de JellyFish Lamps; engullí cantidades dinosáuricas de snaks y piñas coladas, nadé con los pececitos, descubrí por milésima vez que no me gusta el alcohol y, sin duda, lo mejor fue caminar junto al mar todas las tardes y ver los atardeceres. Nice.

Fotos coming soon.
2 comentarios:
Que tino con el del clon de Él caray!
pero se ve que te divertiste, me diverti leyendolo, me late como escribes :)
cuidate nena un abrazo!
Cuales son las jellyfish lamps?? Si son estas yo quiero 10.
kthxbye
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Una locura más por Palita de Pan