jueves, diciembre 31, 2009

White Lands Of Emphatica



The End

The songwriter’s dead
The blade fell upon him
Taking him to the white lands
Of Empathica,
Of Innocence
Empathica
Innocence

miércoles, diciembre 30, 2009

Delirios nocturnos.

Desperté. Soñaba que patinaba dentro de una tienda de ropa y me estampaba contra una pared, un personaje de anime me acompañaba durante el recorrido y luego íbamos al cine y comíamos palomitas. En seguida mi sueño tomaba otro rumbo, uno más sinuoso y profundo, entonces desperté.

Me encontré hundida en mis almohadas sintiéndome extrañamente fresca y lista para empezar el día... aunque eran las 3:00 AM. Permanecí en silencio escuchando el tic tac de mi reloj, me sumergí en una serie de pensamientos irracionales, creé historias de la nada, pensamientos absurdos... La causa terrible del porqué de un suceso con un final desafortunado, un oscuro pasaje que se desliza cautelosamente detrás de mis pasos. Me reprendí por pensar tales cosas y sin embargo no pude determe. Me perdí en mis historías y terminé buscando sandeces risibles en Google.

La noche no es buena para dejar al pensamiento libre, la noche engrandece lo insignificante y agrava lo malo. La oscuridad parece envolverlo todo. No hay más que oscuridad y silencio con rumores lejanos y difusos.

Pero siempre amanece.

Y las cosas parecen más sencillas. Y aparentemente todo va a estar bien. Aparentemente.

domingo, diciembre 20, 2009

Vientos universitarios.

Todo está cambiando. Lo siento, lo compruebo. Suelo dividir mi vida en temporadas (sí, así como en las series) y ésta a todas luces está llegando a su fin, uno muy apropiado, se acerca el fin de año y es un buen pretexto para un nuevo comienzo. Uno con nuevos personajes, nuevos escenarios, nuevos horizontes a la vista.

Es inevitable no cavilar sobre todos los acontecimientos del moribundo año, esos eventos que me hicieron saltar y reír estúpidamente; esos que causaron que mi mirada se nublara y sintiera que mi garganta se cerraba hasta asfixiarme. Seguramente es por eso que detesto estas fechas, me obligan a recordar, a echar un vistazo a esos recuerdos que permanecen ocultos. Dejé varias cosas atrás (o eso intento) algunas porque insistir era como querer agarrar el viento en mi puño, otras porque sencillamente llegaron a su fin. No debo preocuparme, lo esencial, lo verdadero, perdura.

Tengo muchas expectativas para el próximo año. Hace unas semanas me admitieron en la universidad después de hacer dos bonitas pruebas: una de conocimientos, en su mayoría operaciones complejas, una lindura. Es el examen más inusual que he resuelto, con secciones que debían ser contestadas con límite de tiempo. Luego tuve que regresar a contestar el el MMPI, un extenso cuestionario que revela qué tan deschavetadas están las personas. Fue risible contestar cierto o falso a preguntas como: "A veces estoy poseído por espíritus diabólicos"
Verdadero, por supuesto. Ah, y también contesté que me agradaría trabajar como guardabosques o florista, soy una enviada especial de Cristo y me gusta jugar con cuchillos...

Bueno, no.

Pero hubiera sido divertido contestar eso y ver la cara de la persona que revisara el cuestionario.
Y ya, me aceptaron, felicidades a mí. Me dio terror e infinita alegría.

En las noches me quedo pensando qué tanto va a cambiar mi vida el próximo año, una pregunta bailotea en mi cabeza : ¿es la decisión correcta?
Esa pregunta me atormenta al grado de no dejarme pegar ojo en toda la noche. Pero luego sonrío y me relajo. Ya lo descubriré durante la marcha.

Oh, pero vamos, no es momento de devanarse los sesos con esas cuestiones, debería dejar de tomarme las cosas tan en serio. Disfrutaré esta temporada, cantaré villancicos (sí, villancicos) y comeré turrones y seré feliz, aunque mis nervios se alteren con tanta gente que hay por todos lados. Justo hoy esperando en la kilométrica fila de Wal- Mart me encontré a un conocido, un chico completamente chiflado, solía aformar - y lo sostengo- que es un asesino en potencia, lo conocí gracias a una situación bizarra que quizás algún día contaré; una vez tuve una sucinta charla con él, me clavaba los ojos y señala a un tipo mientras decía: "Ése es tu amigo, ¿verdad? ¿¡verdaaaad!? Oyeeeeee, oyeeeee, yo quiero ser tu amigo" dijo y me dio un empujoncito. "Es tu amigo, ¿verdad? ¿VERDAD? Ése es homosexual y va a irse al infierno" Para ese momento sólo quería escabullirme de ahí. Mientras parloteaba disparates sobre Sodoma y quién sabe qué otras cosas avisté a una amiga y huí. Hoy cuando lo vi me escondí detrás de la caja de Zucaritas durante toda la formación.

Y bueno, debía contar esto ya sea a una hoja, un ser humano o un monitor, en realidad no estaba inspirada hasta que leí el blog de Ninja Peruano y entonces me puse a escribir, logró curarme del tremendo writer´s block que padecía.

Bueno, ya. Divago.

Feliz año a todos.

sábado, noviembre 28, 2009

Ya huele a Navidad. En las tiendas Tatiana canta "que vaya su casa esta navidad" y un árbol bailador con ojos y boca me recibe en la casa de una amiga desde hace unos días. Todavía no es diciembre y ya las tiendas están atascadas de personas, hay filas interminables, parece que se preparan para abastecer sus sótanos de víveres para una guerra venidera. De acuerdo, el 24 y el 31 lo entiendo, pero ¿los demás días qué?
Los vendendedores salivan cuando piensan en sus jugosos aguinaldos.

Pronto me torturarán al pedirme que ponga los dichosos foquitos al árbol y yo plañiré a grito pelado...pero igual terminaré poniéndolos.

No me gusta diciembre, hay un aire nostálgico que me asfixia. Odio los villancicos con todo mi ser, odio escuchar El niño del Tambor mientras devoro tranquilamente una pizza en el área de comida rápida de algún centro comercial (dicha canción me transporta directamente al infernal sexto año de primaria, cuando me pidieron que fuera el ángel en la pastorela, y sí, es una de las cosas que quiero borrar de mi memoria).

Antes no era así. Yo era la primera en colocar los adornitos, en cantar con singular alegría villancicos; Navidad significaba dormirse tarde, ponerse un vestido "de fiesta", tomar un sorbo de vino, bailar y tener regalos al día siguiente. Saltaba de la cama y corría a la sala. Enfrente del árbol cerraba los ojos... "Uno, dos... ¡tres!" Los abría. Ahí estaban, cuadrados, triángulos envueltos en papeles con renos y bastones estampados; distintas formas y tamaños.

Navidad viene de la mano del fin de año, de todas esas cosas que no hiciste... de todo lo que tendrás que hacer... El tiempo pasa sin consideración. Tic, tac. Un año más.


Esas cosas no las analizas cuando tienes 9 años. Entre otras cosas que tampoco analizas, tu escala de felicidad llega al máximo cuando llega un día en el que puedes hacer lo antes descrito.


Para dejar a un lado mi lado grinch y entrar en el espírítu navideño les dejo una bonita imagen de mis pasadas vacaciones: Santa vacacionando.



¿Por qué Santa cargaba sus pantalones? ¿Por qué se tambaleaba junto a la alberca mientras agitaba una mano gritando "Todos son unos malditos bastardos"? ¿Y Rodolfo el reno? Oh, Dios, no lo sé. Pero es Santa. No lo cuestionaré. Lo que menos quiero es que no me traiga mi curso para aprender finés subliminalmente y el resto de las cosas de mi lista de regalos.

miércoles, octubre 14, 2009

Angustias.

Y cómo demonios voy a saber.

A los 7 años me escabullía en los salones después de clases para dibujar en el pizarrón y le decía a mi mamá que sería maestra para poder escribir en el pizarrón siempre. Pero, vamos, tenía 6 años y la inteligencia de una hormiga. Qué iba yo a saber.

Un par de años después decidí que sería veterinaria para cuidar animales y estar en contacto con ellos, mi madre nunca había querido comprarme un perrito, ni un hámster ni nada; siendo veterinaria sanaría mi trauma infantiloide. Y todos felices.

¿Animales? Ok, todavía estaba muy chica para tener pensamientos coherentes. De un día para otro le agarré gusto a la química. Me jactaba de decir que sería Química Farmacéutica sin saber ni de qué demonios estaba hablando. Agarraba botellitas y las llenaba con agua de colores; quería que me compraran los juegos de química de "Mi Alegría" (jaja) y hojeaba libros de Química.

A veces lo olvidaba y le decía a mi madre que quería crear una revista y escribía artículos y pensaba en mis patrocinadores. En las noches lluviosas escribía cuentos de terror para mi revista, con una redacción precaria y una ortografía que los dejaría ciegos.

A los 10 años entré en una terrible disyuntiva… gracias a los X Files y a Dana Scully descubrí que quería ser doctora… A mis compañeros y maestros les decía con orgullo que sería médico forense y sus rostros se descomponían, me veían como si estuvieran frente a un zombie sin ojos. Hasta improvisé un kit médico, con curitas, gasas y Redoxón. Iba a ser una flamante doctora. Mis amigos me lo decían cuando me veían en una bata blaca: “tienes cara de doctora”. Conocedores.

Pero… pero… ¿y la química?

Cuando entré a la secundaria me estrellé contra una pared de plomo. Mi profesora de química/física era una petisa con cara de ratón enojado y nariz de conejo; sus clases eran soporíferas, en su puño agitaba compulsivamente de arriba para abajo pedazos de gises mientras parloteaba y destruía mi amor por la química, y lo peor: me odiaba. Nunca supe la razón. Recuerdo que una vez entré al salón agitando un examen entre las manos y se abalanzó para preguntarme la calificación. “Diez”, exclamé con una sonrisa triunfadora; la ratona torció la boca, frunció el ceño y esbozó una sonrisa fingida. Me alejé con una satisfacción inmensa. Tómala petisa.

Quieren que me cuelgue una etiqueta para siempre, es válido que esté perdida; es válido que me defina como un ser que flota en el limbo sin dirección. En estos momentos mi cerebro es una maraña de recuerdos y visiones futuras. Y se me ocurren disparates, voy de un extremo a otro. Pánico.

Ya sé, ya sé, para ustedes es una pavada, una fruslería idiota. Para mí no.

Tal vez haga algo así como un retiro espiritual y me aleje de mis aparatos y de la gente; tal vez me vaya a un cerro y me rape y medite las 24 hrs del día hasta alcanzar la iluminación.

Hasta entonces ¿alguien tiene un Tafil que me regale?…¿un té de pasiflora?, ¿algo?

lunes, octubre 05, 2009

Las apariencias engañan.

Esa frase era un dicho más de esos que escuchas frecuentemente y que realmente te importa un reverendo pepino, nunca la tomé en cuenta... hasta que fue demasiado tarde.

Él parecía ser un ser brillante y culto, todo un profesional, respetuoso y dedicado. Él usaba bufanditas extrañas, caminaba saltando, usaba camisolas gigantescas, daba vueltas afeminadas y levantaba el dedo meñique al escribir en el pizarrón. Era amanerado y, a mi juicio, homosexual. Era mi profesor. Algunas leyendas urbanas sobre él corrían por el salón... Pero nunca había tenido algún comportamiento que levantara sospechas...

Día con día crecía mi admiración. Utilizaba palabras como "bombilla" y motivaba a sus alumnos para que no fueran unos mediocres.

Una tarde una amiga y yo nos quedamos charlando con él después de clases y nos contó que además era músico y que tocaba en la banda de unos amigos. Con una bonita frase nos invitó a un lugar en el que iban a tocar. Citaré la sublime frase: " Vamos. Y nos echamos unas chelas"
Con esa frase me debió haber bastado para HUIR y rechazar su invitación.
Pero noooo. ¿Adivinen? Ajá, acepté. No sé en qué demonios estaba pensando. Y es que era buena onda onda y cool y aparentemente inofensivo.

El día llegó. El sitio era un barecito insulso y había lucecitas de colores apuntando hacia todos lados.
Su recibimiento fue en exceso entusiasta, y como en esa ocasión no tocaría se sentó junto a nosotras (junto a mí) y platicamos un rato en lo que salían sus amigos.
Había algo extraño en su comportamiento...
Sus amigos empezaron a tocar, él movía los pies emocionado al ritmo de la música (aburrida y chafa, dicho sea de paso).
Mi madre iba ir a recogerme, le había dicho un mentirilla piadosa para obtener su permiso...El tiempo voló y no me percaté de la hora. Revisé mi celular y noté un par de llamadas perdidas de mi madre que no había escuchado por el volumen de la música; inmediatamente le marqué para avisarle que en un segundo saldría... cuando escuché sonar el tono no sé por qué razón volví la vista , y como en película de terror, avisté a mi madre observándome desde la entrada (era de un material transparente, se alcanzaba a ver TODO); estaba parada en medio de la lluvia, sostenía un paraguas y clavándome los ojos. Su aspecto era siniestro.
Oh-oh: ella sabía que ese hombrecito que me platicaba alegremente era mi profesor.
"Ya valí", pensé mientras en cámara lenta veía la escena.

Que su imaginación no vaya tan lejos... No se armó el drama que ustedes pensaron. Mi excelente improvisación me salvó la hecatombe que me esperaba.

A partir de ese día mi ídolo se cayó a pedazos. Evidentemente tenía intenciones ulteriores conmigo y me enviaba mails mal escritos (con faltas de ortografía imperdonables para alguien que según gusta de la escritura) con invitaciones para sus "tokadas" y cuentos fumadísimos dizque "surrealistas" (ajá, como no) de unicornios y mundos abstractos o invitaciones para un cafecito.
Entre más lo conocía mas quería tenerlo lejos, me daba la impresión de tener una vida sórdida y triste.
Aquel tipo no era más que una compilación de los libros de su materia, no más. Ah sí, y mi amiga decía que olía a Jabón Zote mezclado con detergente Foca.

Sin duda el mini tipo pseudo gay de bufanditas extrañas ingresó a la lista de las personas que no quiero volver a ver nunca. Entre ellos está la botarga de un reno de Telcel que me persiguió el pasado Diciembre en los pasillos de un centro comercial y el payaso que conocí en mi infancia que a media función gritó histéricamente "¡Corraaan, se está escapando el gaaaaas!".

jueves, septiembre 10, 2009

Fragmento pre-otoñal

No lo sé, querido. Será que soy muy joven aún para tener certeza alguna.

Me baso en lo que siento, en la sacudida interior que ocurre cuando recuerdo…

Me jacto de tener una teoría, lo grito a los cuatro vientos, segura y convencida; tengo una prueba, señores, pero la encuentran abriendo mis entrañas, entren a mi ser y podrán ser espectadores del sentimiento que he apuñalado incontables veces, y que revive como zombie sediento e implacable; un sentimiento muerto viviente que reaparece con mayor ímpetu y verdad.

Y acá estoy, una tarde lluviosa dilucidando acontecimientos y pensamientos que pasan como relámpagos ensordecedores que terminan cayendo en algún rincón de mi mente. Y me dejan aturdida, mi realidad se torna brumosa y difusa y la tarde nublada contribuye a delinear la escena sombría, víspera de Octubre.

Y sí, las horas han pasado ─ con una rapidez mortal y desconcertante ─ y personas, ilusiones y alegría han circulado por aquí dejando su parte de historia, y al desprender una hoja más del calendario me encuentro con que ya ha pasado casi un año desde que nos encontramos… o reencontramos, sea cual sea el caso.

La oscuridad de la tarde pre- otoñal me lo susurra, la iluminación sombría del crepúsculo atrae recuerdos extraviados, o en todo caso, recuerdos censurados por salud mental: Todo está intacto.
El año se acerca a su fin, y el lazo que contenía toda esa serie de recuerdos relaja su presión y salen disparados para confirmar que prevalecen a pesar de todo.

¿Cuál es el paso a seguir? Se me vienen un sinfín de ideas mientras le doy un sorbo a mi café humeante, escuchando la lluvia golpear la ventana.


“Tal vez…” . “No, mejor no”


Cada opción es analizada y me reprendo por haber abierto la caja de Pandora nuevamente. Sus fantasmas bailotean por la habitación al ritmo de música suave que refuerza el dramatismo y proyectan sin reparo ni prudencia los clips sucintos de escenas bizarras que jamás debieron ocurrir. Jamás. ¿No?

Y sí, podríamos fingir que nunca pasó, que nunca terminamos sentados en una banquita hablando de “Marichuy”, del tirano maligno y monstruoso del Sr. Hughes, de lobos, de la cabeza de león de la casa enorme y de las novelas que ve tu abuela. Podríamos. O no.

No me agrada dejarle esas cosas al destino, podría cruzarme de brazos y respetar la promesa. Mi mente (siempre objetiva) apoya mi teoría encajando pedazos de sucesos convenciéndome de que tienen relieves perfectos, que fueron (son) necesarios para darle forma y un desenlace perfecto al rompecabezas. Y al final, lo descubriré con asombro y mis ojos se llenarán de lágrimas al hacer una retrospección y contemplar que cada evento tuvo sentido. Final feliz, de esos novelescos.

Podría, podría, podría.

Bah, esta tarde no quiero pensar en nada. Prefiero continuar con mi lectura mientras escucho llover.

viernes, septiembre 04, 2009

Sueños.

El cotidiano paisaje, el día, la calle. Todo normal. Un vecino aparece y rodea mis hombros con su brazo mientras lanza carcajadas socarronas . Entonces él aparece. El exterior se vuelve difuso, desaparece, escucho su invitación y acepto sonriendo.

Tacones, vestimenta rara. Tengo que correr porque se hace tarde. El día se ha nublado.

Sigo corriendo. Llego a una iglesia... un funeral. Gente en el exterior, un féretro en medio de la turba. Alzo mi cabeza y alcanzo a ver una playera blanca y un cuerpo. Es su playera... Ha muerto. Me alejo y él aparece durante un segundo; fugaz, rutilante, transparente; visible para mí, únicamente. Desaparece. Y me doy cuenta que no está más, que nunca volverá. Nunca. Tristeza desesperante, siento dolor real por la pérdida. No puedo soportalo.

Cambio de personaje. Escenifico a un espectador que siente pena y aflicción, mas no el mismo dolor que el yo principal.

Y ella (mi segundo personaje) ha sido la elegida.

Él quiere comunicarse con ella. Tira papeles, deja notas, se manifiesta por medio de objetos. Quiere comunicarle que está ahí, que me lo haga saber: siempre estará ahí.

Lo siento... no puedo verlo pero lo siento. Está en la misma habitación que yo, él está ahí... Dios, pero no puedo escucharlo ni sentirlo, ni verlo... ¡Estamos en un mismo sitio y no puedo! Un ser étereo y un mortal. ¿De qué sirve? No puedo platicarle no tomarlo de la mano. Qué desesperación. No veré sus ojos más que en una fotografía. No charlaremos, no escucharé su voz.

Nunca.

Nunca.

Abro los ojos. Me encuentro aturdida y con un nudo en la garganta. Me doy cuenta que no hay habitación ni iglesia ni nada. Estoy en mi cama, no sé qué día es ni tengo recuerdos recientes. He despertado pero conservo las sensaciones intensas. El dolor desesperante me ha perseguido hasta la realidad. Siento ganas de llorar, en medio del silencio de la noche proyecto las imágenes oníricas. De haber permanecido un segundo más dormida hubiera despertado con lágrimas rodando por mi almohada.
Me incorporo para despejarme, camino en medio de la oscuridad hacia la ventana y me doy cuenta que falta muy poco para que amanecezca, algunas ventanas lucen iluminadas.
Un nuevo día ha comenzado.

lunes, agosto 31, 2009

Fobia telefónica.

Por milésima vez sonó el molesto tono de mi celular (es horrible, horrible en verdad. ¿Por qué no lo cambio? Buena pregunta, tan buena que no puedo responderla. Unas cuantas veces he explorado el enredado menú con la misión de cambiar el tono, pero me entretengo con otra cosa más interesante [intentar atrapar una pelusa flotante, por ejemplo] y termino haciendo otra cosa que nada tiene que ver(el tener el Packman en los juego del celular es una tentación constante)

Exclamé una sonora imprecación,tomé el aparato que vibraba y emitía un sonidito que alteraba mis nervios. Era una compañera. Estuvo parloteando horas (literal) sobre pavadas que me importan lo mismo que las finanzas de Uadagudú. Maldecí el momento en que le di mi número: no deja de llamarme compulsivamente. Y obvio, nunca le contesto. En realidad, no le contesto a NADIE.

Sí, odio hablar por teléfono. No sé cuál sea el origen de mi fobia, del terror patológico a las llamadas telefónicas.He pasado noches en vela intentando encontrar la razón... sin éxito. Creo que son cosas que debo dejarle a mi psicoanalista (en caso de que tuviera uno).

He encontrado ciertas excusas para no tener que contestar, pero, como es natural, no puedo revelarlas ... tendría que matarlos *mirada psicópata* Y la verdad no tengo ni la más remota idea de quién lee este blog, así que no sabría a quién darle matarili (podeis estar tranquilos, si a medianoche ven una silueta escurridiza corriendo con un cuchillo cebollero no soy yo) Y aún si lo supiera, naaah, qué flojera. Mejor continúo atrapando partículas que flotan en el aire o jugando Packman.

Ok, me estoy desviando del tema( ¿ven por qué se me dificulta cambiar el tono?)

Mi celular lo uso para mandar sms, tomar fotos y meterle jueguitos babosos. Contesto o hago una llamada cuando es estrictamente necesario, cuando no hay otra opción. Si empieza a abrirse la tierra o un zombie-payaso me persigue con una sierra eléctrica en la mano tengan por seguro que lo usaré.

Ah sí, una cosa más: Dios bendiga los mensajes de texto.

jueves, agosto 20, 2009

Decisiones.

Cada día me vuelvo más indecisa, oh sí.

En realidad toda mi vida lo he sido. De niña, cuando tenía que escoger entre el dinosaurio verde o el azul sudaba frío y mi rostro se descomponía. ¿Por qué elegir entre el dinosaurio verde o el azul? Elegir uno sería despreciar el otro... Ambos eran igual de lindos... Y uno de ellos iba a sentir feo si lo desdeñaba ( ¿Qué quieren? A esa edad se tienen pensamientos descabellados e irracionales y se cree que los dinosaurios de peluche pueden sentir feo y así)
Terminaba diciéndole a mi mamá que me comprara el que ella quisiera. Me daba el elegido y yo daba media vuelta sin atreverme a mirar al dinosaurio despreciado. Pobrecito.

Pero las cosas se complican, señores. La vida es más sencilla cuando únicamente tienes que elegir peluches o cualquier otra fruslería.

Ahora las decisiones que debo tomar me quitan el sueño y provocan arrugas prematuras y expresión compungida.

Pero, bah, hoy me cansé de todo eso. Al fin todos los libros que he leído con las enseñanzas de seres iluminados han surtido efecto. Un momento... nunca he leído libros de esos... Pero bueno, qué importa. El caso es que desde hoy tomé la decisión de no preocuparme más. Si me equivoco, me equivoco Y YA. Además, cavilaba sobre la cuestión de las perspectivas... una situación puede verse desde varios puntos de vista: el fatídico, negativo, positivo, etc. Es nuestra elección. Si quieres tirarte a llorar desconsoladamente, o si quieres buscar el modo de darle la vuelta y hacer de eso algo bueno, es decisión.

Yo elijo ver una oportunidad en cada tropiezo.

(Ése último párrafo tuvo tintes de "Únete a los optimistas", ustedes disculpen. Esta noche tengo un exceso de optimismo)

miércoles, julio 29, 2009

Creatividad y arcoiris.

Ayer, durante una clase a la que asisto diariamente mi rostro se descompuso y mis manos se crisparon cuando mi profesor exclamó, ajeno por completo al caos apocalíptico que desataría, la siguiente frase: "Aqui lo único que se necesita es creatividad".

Creatividad. Creatividad. Un eco macabro sonó repetitivamente en mi cerebro. Inmediatamente me sentí indefensa, sentí escalofríos y la necesidad de escapar por la puerta entornada.
Un momento... Hasta la fecha no ha sucedido algún hecho concreto que demuestre mi falta de cretividad.¿Por qué cuándo escucho dicha palabra siento que piden que les traduzca La Guerra y La Paz a chino mandarín? Me siento por completo incapaz. ¿Creatividad yo? Ajá.

Todo se lo debo a mis lejanos años en el kinder.

Durante el jardín de niños fui condenada y señalada por dibujar arcoiris. Felizmente me ponía a dibujar puros arcoiris con mis colores Crayola mientras mis compañeros dibujaban monstruos, dragones y demás cosas que un infante es capaz de dibujar.

Mis maestras lloriqueaban con mi madre y me acusaban de tener poca imaginación y de ser una escuincla con el cerebro seco.

La letanía que escuché durante meses: "Su hija NO tiene imaginación"

¿¿¡¡ Y si me gustaban excesivamente los arcoiris, tanto que adoraba dibujarlos y me hacía feliz !!??

¿¿¡¡ Y si nada más me daba flojera ponerme a dibujar personas o perros pudiendo aprovechar mis valiosos y breves minutos infantiles jugando con mis figuritas de los Power Rangers o pintando con crayones mi librote de la Barbie en vez de desgastarme haciendo dibujos más "creativos" y elaborados para complacer a un par de maestras malencaradas??!!

Ellos no sabían la razón, tal vez no yo misma la sabía. Pero qué importa. La niña no tiene imaginación. Punto.

Ninguna de esas personas pensó que esa "inocente" afirmación quedaría grabada en mi inconsciente provocando una respuesta automática de inseguridad cuando se requiere imaginación. El chip que me instalaron actúa y escucho un susurro que me recuerda que no tengo la capacidad de crear algo más que un insulso arcoiris.

Esto me lleva más allá: Ok, estoy consciente de ese hecho, pero ¿Cuántas cosas que sucedieron en nuestra infancia y de las cuales no tenemos ni la más remota idea habrán marcado nuestra personalidad o condicionen ciertas actitudes que tenemos diariamente?

Temores, inseguridades, patrones que repetimos sin saber el origen. Todo puede estar en un evento aparentemente instrascendente.

Regresé de los flashbacks. Era hora de empezar. Me acerqué a mi computadora y con las manos trémulas empecé a realizar el ejercicio. Mi pulso de maraquero no ayudó para hacer las selecciones en Photoshop. Miré de reojo los monitores de mis compañeros y descubrí, aterrada, que la mayoría iban adelantados. Oh-oh. Entré en pánico. Me bloqueé y empecé a modificar y a pegar objetos sin sentido. Simplemenente no sabía qué hacer Creaba una imagen visualmente horrenda, en vez de mejorarla la empeoraba. Y no sabía como remediarlo. Y el tiempo corría con velocidad inusual. Y todo se hacía difuso. Oh-oh.

Fin de la clase. Me sentía tan frustrada que quería echarme a llorar desconsoladamente. Tenía un nudo en la garganta. Salí del aula y caminé unas cuadras acompañada por pensamientos que empeoraban mi estado. Decenas de lágrimas se acumulaban en mis ojos, pero me contuve. No iba a llorar en plena calle, por Dios. La gente se te queda viendo como si de repente te hubiera salido un tercer ojo o tuvieras una swastica gigantesca estampada en la frente. Te miran como si jamás en sus malditas vidas hubieran visto a alguien llorar.

Me fui a un Sanborns a ver revistas para relajarme.

Cuando llegué a casa, en vez de desplomarme sobre mi cama con una caja de kleenex a llorar a mares, directamente encendí mi laptop y me puse a practicar. No sabía ni qué haría, ni cómo ni para qué. Estaba en trance. Conseguí fotos, recorté, pegué, texturicé y poco a poco le di forma a una imagen. Estuve toda la tarde absorta en la computadora.

Al día siguiente me levanté y me fui muy digna a mi clase, con la frente en alto y oyendo música tipo únete-a-los-optimistas durante el trayecto. No iba a darme por vencida, no señor.

Al llegar le enseñé mi trabajo al profe y le agradó. Tal vez sea cuestión de practicar, y claro, no desesperarse.

Con un bosque, y unos cuantos elementos se pueden hacer lindas cosas... ¡Ah, sí!Los arcoiris nunca pueden faltar...

:P

martes, julio 07, 2009

Veraneando

El primer día mientras nos dirgíamos al hotel pasamos primero a dejar a unos gringillos que se hospedaban en un hotel que estaba antes que el nuestro. Entramos al complejo Mayakoba y vi puros soldados con rostros alertas. Uno de ellos de acercó al conductor de la camioneta y le pidió que nos bajáramos. Todos con cara de WTF? descendimos de la camioneta esperando que un tiroteo siniestro comenzara. Un par de soldados registraron el equipaje, nos vieron feo y se retiraron. "Es por Felipe" dijo uno de ellos. ¿Felipe? ¿Felipe Calderón? ¿Acaso no debía estar trabajando de sol a sombra? Días después me enteré que sí, efectivamente, se trataba de ese Felipe. El señorito se hospeda en uno de mejores hoteles de la Riviera Maya y se broncea y descansa;luego partió al Moon Palace. Ahí nada más.

Por alguna extraña razón de mi desequilibrada mente días antes me encontraba con un humor anti-vacaciones (raro, muy raro. Yo soy la primera en ponerme en snorkel y querer partir a la brevedad posible) pero ese humor mejoró al segundo día.

En la kilométrica alberca me encontré a un ser con un escalofriante parecido a "alguien" cuya presencia me altera. Sumergí la cabeza dejando sólo los ojos en la superficie y sigilosamente nadé hacia donde se encontraba. Eran muy similares...
Lo curioso es que justo ese día era el cumpleaños de ÉL. Fantástico: huyo de aqui para olvidarme del mundo entero (particularmente de ÉL) y, bravo: me encuentro a su clon a cientos de kilométros de distancia chapoteando en una alberca y sumergiendo sus chinitos. Bravo. Me perturbó y mi subconsciente hizo lo suyo: a pesar de que evidentemente NO era ÉL me lo quedaba viendo, mis ojos lo buscaban automaticamente.

Querido lector, note el terror en su mirada

El clon huyó del otro lado de la alberca (tal vez se percató de la acosadora paliducha que le clavaba los ojos).
Al día siguiente me lo encontré en el desayuno y me azoré tanto que no me di cuenta de que bañé copiosamente mis hotcakes con suficiente miel maple para que me diera un coma diabético.

Aunque me negaba a salir del hotel (por amor de Dios, ¿para qué? Hay nachos, piñas coladas y una alberca kilométrica ¿qué más quieren?) terminé yendo a Playa del Carmen. Cuando oscurecía vi un local de JellyFish Lamps y aunque lo he visto un montón de veces (ese lugar ya lo conozco como la palma de mi mano) le dije a mi amá que fuéramos. Santo Cielo, OH DIOS SANTO. El vendedor era otro clon, pero esta vez del guitarrista de una banda de la cual era yo una friki fan hace un par de años. Ese guitarrista era mi amor platónico y también tenía en algún rincón de mi desequilibrada mente el plan macabro de ligármelo algún día. El vendedor de las lamparitas era como la versión mejorada de él; en serio, era impactante.

Nos dio una cátedra sobre la elaboración de dichas lamparitas, y yo con ojos de alien y la mandíbula abierta lo observaba. "Regresamos mañana" le dijo mi madre. "Ah, sí claro, pero vengan en la noche para que las vean encendidas" y ¡zaaz! que le guiña un ojo coquetamente ¡le guiñó un ojo!

Oh, clon del guitarrista te compro TODAS las lamparitas.TODAS.

No dije ni una maldita palabra. Me alejé y hasta que estuve lo suficientemente lejos me cayó el veinte: ÉSE era el momento. Pero el momento se fue y seguro no lo volvería a ver jamás. En otras circunstancias tal vez le hubiera platicado sandeces hasta sacarle el mail o algo. Pero, por Dios, iba con mi madre.
Más tarde "bromeando" le dije a mi madre que si de verdad regresaríamos... " Ya no ¿Para qué? ¡Ah! ¿Por la lámpara? Por la mañana mientras corría pasé por las tienditas del hotel y vi que venden unas iguales y al mismo precio. Si quieres vamos."

Argh. Argh. No madre, lo que menos quiero es la lámpara...

La víspera de nuestra partida estábamos cenando plácidamente cuando un mesero se acercó a charlar y empezó a lanzar indirectas que luego se convirtieron un directas y le decía a mi mamá "suegra" y me pidió mi "hotmail" (AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA)

Mesero: Y estem... este... tienes hotmail?

Yo: (WTF?) Eeemmm... NO.

Mesero: Yahoo?

Yo: NO. Cof, cof... no me gustan esas cosas, no me llaman la atención (jajaja)

Una señorita le gritó que atendiera sabrá Dios qué cosas (llevaba horas pegado en nuestra mesa parlotenado y tirándome la onda) y entonces una luz celestial iluminó la puerta de salida y aproveché para huir como alma que lleva el diablo.

Caché con la boca un pedazo de brócoli que un chef me lanzó en un show del restaurant japonés, terminé jugando volleyball en la alberca con unos coreanos que no hablaban inglés. Los moscos me devoraron, en la noche era cuando los piquetes me daban mucha más comezón,tanta que me impedía dormir; me quedé viendo girar las aspas del ventilador que parecían ser las alas de un insecto enorme en medio de la oscuridad mientras comía un Bocadín y creía enloquecer por la tremenda comezón.
Me convertí en la salvadora de una lagartija que nadaba en un intento desesperado por cruzar al otro lado, cavilé durante horas junto a la playa cómo regresar a Playa del Carmen para volver a ver al vendedor sexy de JellyFish Lamps; engullí cantidades dinosáuricas de snaks y piñas coladas, nadé con los pececitos, descubrí por milésima vez que no me gusta el alcohol y, sin duda, lo mejor fue caminar junto al mar todas las tardes y ver los atardeceres. Nice.




Fotos coming soon.

martes, junio 23, 2009

Insomnio

Otra noche rara. Parece que ya se está haciendo costumbre que las madrugadas de los lunes sean irreales y bizarras.

Me fui a acostar, daba vueltas y vueltas en la cama, pensaba cosas que ahuyentaban el sueño y sólo lograban turbarme. Tomé mi ipod para ver la hora y me sorprendí al ver que eran las 3:40 AM, mientras que yo pensaba que era como la una. Justo en la madrugada es cuando el mundo se me desmorona y las preocupaciones cobran dimensiones gigantescas. Cosas que no debí hacer, decisiones importantes, discusiones absurdas, cosas que NO serán, todo parecía ser puesto en zoom por una lupa nocturna...

Me levanté. Deambulé un poco, hice ejercicio, me comí un snickers y al final terminé haciendo lo primero que dije que no iba a hacer: me conecté a internet.

Ahí estaba yo, a las cuatro de la madrugada con la vista absorta en la pantalla del ipod que desprendía una débil luz intentando distraerme del taladro mental que no me dejaba tranquila . Entré a twitter, comenté que no podía dormir y encontré a varios twitteros nocturnos. Me puse a "platicar" (¿qué otro término corresponde?). Estuve alrededor de una hora - que se fue como agua- twitteando sandeces. A las cinco me dispuse a hacer otro intento por pegar ojo. Fracasé. Pero igual mi humor había mejorado: Dios bendiga Twitter.

Volví a levantarme y escuché el nuevo tema de Miranda! varias veces, me acordé de cuando era una fan desequilibrada y quería perseguirlos por toda la cuidad, descubrí que Ale Sergi ya no me atrae porque tiene un escalofriante parecido a un profesor que me invitaba a salir. Luego de Miranda! siguió Queen y me puse a mover los labios como si fuera yo la que cantaba, bailé, alcé los brazos mientras agitaba las palmas :" ♪ One day (some day) I´m gonna be free, Lord!!! Find me somebody to loveeeee!!! ♪"

Ahorita siento que se me van a caer los ojos y mi humor no es muy bueno. Temo que a la menor provocación mis ojos se encenderán, mis nervios van a colapsar, se crisparán mis manos y farfullaré y vociferaré, me arrancaré los cabellos y desgarraré mis vestiduras. Pero qué importa, yo seguiré twitteando y escuchando a Miranda! y a Queen... si es que no me quedo dormida sobre la primera superficie cómoda que se me ponga enfrente ...

martes, junio 16, 2009

It's just another manic Monday...

Ayer fue un día raro, muy raro. Hoy cuando desperté tenía la sensación de haber soñado todos los inusuales acontecimientos de ayer, es que no podía ser posible...

Odio cuando sucede eso. De verdad llego a dudar sobre la verosimilidad de lo ocurrido y tengo que sentarme a convencerme de que fue realidad.


Me pinté el cabello. Oh sí. Entré en un estado de determinación irracional y salí corriendo a meterme en la primera estética que encontré en el camino. Muchos cambios en mi vida se aproximan y quería tener un nuevo look. Le expliqué a la señorita con claridad el color que quería y ella pareció entenderme. Raro. En mi haber llevo más de cuatro intentos de pintarme el cabello, los cuales terminaban frustrados porque cuando empezaba a explicarles lo que quería parecía que les hablaba en una legua alienígena y me miraban la siguiente cara --> O_0


Y bueno, ayer perdí el juicio y lo hice. Error, grave error. Mientras me enjuagaban el cabello para retirar los restos de tinte noté cómo las cejas de mi acompañante se elevaban y me pelaba los ojos y entonces entré en pánico. Me senté para que me secarán el cabello y entonces fue cuando lo vi...

Deseé haberme vuelto daltónica o que el químico del tinte me hubiera causado una temporal distorsión visual. No. La mujer no feliz con meterme tremendos jalones de cabello me dejó un color que no estaba contemplado... le pedí que me aclarara un tono para obtener un lindo rubio cenizo y el resultado fue...





fue...





éste:









En shock observaba mi cabeza de Cachirulo y me preguntaba qué demonios tiene que ver un rubio cenizo con un pelirrojo.

No reclamé. Regresé a casa, consternada, y ya extrañando mi color natural.

En la noche para rematar mi estabilidad emocional sucedió un evento insólito (bueno, para el resto de ustedes tal vez no lo sea, pero para mí fue como si pasara por Reforma y viera como La Diana Cazadora deja su arco y se sube a un taxi), algo que venía esperando desde hace mucho tiempo.

No entiendo esas cosas. De pronto deseas algo con toda tu alma y nada pasa, tus plegarias se pierden en el infinito. Un día te cansas, te hartas, piensas que hacer que suceda es como intentar agarrar aire en tu puño. Lo dejas, te olvidas, lo das por perdido. Y justo cuando la resignación invade tu ser... ¡Zaaaaaaaaas! Que sucede. Así, de un minuto a otro ya estas sonriendo como idiota e intentando digerir el suceso. Es entonces cuando me dan ganas de reírme histéricamente y prometer no tomarme nada en serio. Siempre olvido cumplir la promesa...

¿Por qué suceden esas cosas? Vamos, no creo que Dios, o como prefieran llamarle, se divierta haciéndonos eso. Tal vez sean lecciones ,y en mi caso tengo una vaga idea sobre lo que tengo que aprender...

Pero llega demasiado tarde, ya cuando te desgastaste y tu corazón está pulverizado.


Hora de dormir. A pesar de que estaba agotada no podía pegar ojo, tenía demasiada adrenalina y el aroma del tinte me tenía amensada. A las 2:00 am me levanté de la cama y comencé a dar vueltas por la sala de mi casa, mareada, desconcertada me puse a escuchar una feliz canción de Jimmy Soul varias veces hasta que la escena se tornó excesivamente irreal. Yo, caminando una y otra vez en un espacio reducido, con mi cabeza de zanahoria en plena madrugada escuchando ♫"Never make a pretty woman your wifeeeee, so from my personal point of view, get an ugly girl to marry youuuuuuu"♫. Casi podía escuchar la musiquita de La Dimensión Desconocida... turururu, tururuu...

Raro.

Sabrá Dios a qué hora me recibió Morfeo. Luego desperté con esa fea sensación de que todo fue un sueño.

Y bueno, el tinte saldrá y de lo otro... quién sabe qué suceda. Pero no importa. Al fin que ya no me voy a tomar nada en serio...

lunes, mayo 18, 2009

Aprendiendo a decir adiós.

Falta poco para que tenga que decir adiós. No hay nada que pueda asustarme más. Tengo un grave problema para cerrar ciclos, poner la palabra "Fin" en un capítulo me provoca un terror indescriptible. Saber que nunca más vas a volver a hacer tal cosa o a ver a una persona es algo que no puedo manejar. Y sin embargo tiene que ser así, la vida es cambio constante, ya lo decía Heráclito: es un devenir, nunca tenemos la misma experiencia ni vemos dos veces lo mismo porque las cosas cambian.

Si toda mi vida permaneciera en el mismo lugar y con las misma personas no habría crecimiento ni evolución, ni lecciones que aprender. Estaría estancada y la vida sería lineal y terriblemente aburrida. Cuesta decir adiós, pero es necesario,

De todas formas el que acepte el final no implica que como por arte de magia me aleje cantando y bailando de ese lugar. Ya imagino el último día... y siento el corazón oprimido y la nostalgia se hace presente. Recuerdo la primera vez que llegué, era una mañana nublada y mis vaticinios no eran alentadores ... Todos en el salón estaban callados, como suele ser en los primeros días de clases, donde todos son unas blancas palomitas que con el tiempo van quitándose las máscaras y desdoblan sus verdaderas personalidades.

No quiero adelantarme. En su momento haré un post dedicado a los mejores momentos, a las remembranzas, como un pequeño resumen de lo que fue y de lo que va a quedar atrás. El post del último día será triste, sin duda.

Destino II (magia a la vista)

¡JA! Retomaré el tema del post anterior.

Ayer fui a arreglar unos asuntos de mis materias. Cuando me dirigía a la salida avisté un par de caras conocidas y me acerqué a saludar. Charlamos. El poli nos vio feo porque obstruíamos el paso y no descansó su alma hasta que nos pidió, de forma nada agradable, que nos moviéramos.

En la conversacion Luis nos preguntó acerca de una chava que había desaparecido un par de meses atrás, siempre había estado interesado en ella y cada vez que podía le lanzaba indirectas que ella repelía con singular altivez.

"Antes de que se fuera se portó distinta conmigo, hasta me saludó ¿Serían señales? (...) ella viene de vez en cuando acá, voy a quedarme todo el día ja-ja"

Los hubiera no existen de todas formas.

Mi amiga y yo le prometimos indagar sobre su número telefónico. Hablamos sobre nuestros planes, el policía siguió viéndonos feo, nos depedíamos cuando, cual película chafa en la que sabes de antemano lo que va a pasar, inesperadamente apareció la susodicha.
Nos quedamos en shock (bueno, en realidad yo era la más sorprendida, ese tipo de sucesos son fascinantes y me causan mucha emoción), ella se acercó muy linda a saludarnos.

Le preguntó sobre el novio... "Ah, naah, ya no..."
"Ahora sí ya me vas a dar tú número" le preguntó. Ella accedió inmediatamente, sin titubear e intercambiaron números telefónicos. Pasó más aquella tarde que en tres meses de conviviencia.
"¿ Vas a ir al Vive Latino?..."

Eso es destino. Y para mí, eso es magia palpable. Ese tipo de magia no se crea, es sorda a las invocaciones y a las plegarias. Es renuente y caprichosa. Sus aparaciones son espontáneas, entra en escena cuando se le da la gana .
Hacía mucho que no la admiraba... me alegró muchísimo saber que sigue andando por ahí...

Salí sonriendo y analizando todos los factores que tuvieron que haber influído para que ese encuentro se diera.
Y es que... tenía que suceder

Destino.

Estoy convencida de lo que llamamos destino no son más que ciertos puntos predestinados por los que tenemos que pasar, sucesos que tenemos que vivir inevitablemente para ir trazando nuestra vida; el resto es libre.






Conforme vas avanzando los vas uniendo y le vas dando forma



Lector, Ignore el pulso de maraquero

Las cosas que son para ti regresan, un mes, un año, una década después. A la mitad del recorrido parece una forma indefinida, un rayón sin sentido, amorfo y hasta grotesco. Al final se podrá apreciar el porqué de cada trazo, su importancia para la perfección del resultado final, sin el cual no sería el mismo.

LA Elección

Cuando de pronto se hace uno de esos silencios incómodos la única frase que siempre se me ocurre decirles a mis pueriles compañeros es : "Y bueno... ¿ya sabes qué vas a estudiar?" Posan su mirada impasible sobre mí apabullada existencia y responden con una tranquilidad que me inquieta y luego prosiguen a seguir apucharrando las teclitas de su celular frenéticamente o a seguir mirando el vacío mientras un profesor de digna a entrar al aula para iluminar nuestras mentes.No me explico cómo pueden tomarse tan a la ligera una decisión que los afectará el resto de sus vidas (leáse con dramatismo). No se trata de qué sabor de helado pedirán o que sabor de sugus van a comprar en la tiendita, es algo importante.De acuerdo, su certeza de saber perfectamente su elección me da escalofríos, aparentemente soy yo la única que pasa noches en desvelo acompañadas por cantidades dinosaúricas de té de tila. Bueno, exagero. Pero últimamente que se acerca la fecha en que no habrá marcha atrás y tendré que entrar a una facultad he entrado en pánico.

Tengo dos opciones:

a)Comunicación

b)Psicología

Cuando pienso en la primera escucho coros celestiales, pero casi inmediatamente de los coros intervinenen unas voces despiadadas en mi cerebro que repiten una y otra vez "DESEMPLEO". Y entonces el panorama feliz se vuelve sombrío, bajo la mirada y coloco los folletos de comunicación bajo los de psicología. ¿Yo psicóloga? Mmmmmh... Una vida muy lineal, y sí, sinceramente es tentadora la idea de terminar como una psicóloga que conocí (qué más bien parecía de esas señoras que de pronto se te aparecen en la calle y te dicen "¿No quiere que le lea la mano, linda?") que trabajaba plácidamente en su casa, en la cual tenía provista una pequeña y enigmática habitación para las consultas que más bien parecía Cafe-Tarot. La señora pasaba la jornada laboral sentada en un confortable sillón, accediendo con la cabeza y exclamando esporádicos "ajá". Y claro, tanto esfuerzo tenía que ser retribuído con una cantidad obscena de dinero...

Gran vida. Y sin embargo me parece aburrida, anodina, además no me siento la diosa de la cordura como para ayudar a otros, a veces no puedo ni conmigo misma...Es un camino fácil, aparentemente.

Es arriesgado estudiar comunicación, a pesar de que mis pretensiones no son entrar al tenebroso mundo de la televisión ni al radio. Sería la mujer más feliz del universo trabajando como correctora de estilo, o traduciendo textos, o tal vez el cauce del destino me lleve navegar por las corrientes de la fotografía publicitaria. Quién sabe.En lo más recóndito de mi mente he tomado la decisión, y aunque le siga dando vueltas al asunto ya me programé. A veces me martiriza escuchar la voz de una amiga diciendo : "¿¡Quéeee!? No, no, no, para esa carrera tienes que ser muy extrovertida" O sea, NI SE TE OCURRA.
Y sí, sinceramente jamás pensé que iría ese camino, hubiese creído más probable elegir Minas y Metalurgia que comunicación. Es como una ironía.

Tal vez sea difícil, pero no me voy a resignar a vivir con la tristeza latente y expresión afligida a causa de hacer algo que no me apasiona.Prefiero arriegarme a permanecer con la frustración eterna de no haber seguido el camino que me llamaba por MIEDO.
 
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