
The End
The songwriter’s dead
The blade fell upon him
Taking him to the white lands
Of Empathica,
Of Innocence
Empathica
Innocence
El cotidiano paisaje, el día, la calle. Todo normal. Un vecino aparece y rodea mis hombros con su brazo mientras lanza carcajadas socarronas . Entonces él aparece. El exterior se vuelve difuso, desaparece, escucho su invitación y acepto sonriendo.
Tacones, vestimenta rara. Tengo que correr porque se hace tarde. El día se ha nublado.
Sigo corriendo. Llego a una iglesia... un funeral. Gente en el exterior, un féretro en medio de la turba. Alzo mi cabeza y alcanzo a ver una playera blanca y un cuerpo. Es su playera... Ha muerto. Me alejo y él aparece durante un segundo; fugaz, rutilante, transparente; visible para mí, únicamente. Desaparece. Y me doy cuenta que no está más, que nunca volverá. Nunca. Tristeza desesperante, siento dolor real por la pérdida. No puedo soportalo.
Cambio de personaje. Escenifico a un espectador que siente pena y aflicción, mas no el mismo dolor que el yo principal.
Y ella (mi segundo personaje) ha sido la elegida.
Él quiere comunicarse con ella. Tira papeles, deja notas, se manifiesta por medio de objetos. Quiere comunicarle que está ahí, que me lo haga saber: siempre estará ahí.
Lo siento... no puedo verlo pero lo siento. Está en la misma habitación que yo, él está ahí... Dios, pero no puedo escucharlo ni sentirlo, ni verlo... ¡Estamos en un mismo sitio y no puedo! Un ser étereo y un mortal. ¿De qué sirve? No puedo platicarle no tomarlo de la mano. Qué desesperación. No veré sus ojos más que en una fotografía. No charlaremos, no escucharé su voz.
Nunca.
Nunca.
Abro los ojos. Me encuentro aturdida y con un nudo en la garganta. Me doy cuenta que no hay habitación ni iglesia ni nada. Estoy en mi cama, no sé qué día es ni tengo recuerdos recientes. He despertado pero conservo las sensaciones intensas. El dolor desesperante me ha perseguido hasta la realidad. Siento ganas de llorar, en medio del silencio de la noche proyecto las imágenes oníricas. De haber permanecido un segundo más dormida hubiera despertado con lágrimas rodando por mi almohada.
Me incorporo para despejarme, camino en medio de la oscuridad hacia la ventana y me doy cuenta que falta muy poco para que amanecezca, algunas ventanas lucen iluminadas.
Un nuevo día ha comenzado.
En shock observaba mi cabeza de Cachirulo y me preguntaba qué demonios tiene que ver un rubio cenizo con un pelirrojo.
No reclamé. Regresé a casa, consternada, y ya extrañando mi color natural.
En la noche para rematar mi estabilidad emocional sucedió un evento insólito (bueno, para el resto de ustedes tal vez no lo sea, pero para mí fue como si pasara por Reforma y viera como La Diana Cazadora deja su arco y se sube a un taxi), algo que venía esperando desde hace mucho tiempo.
No entiendo esas cosas. De pronto deseas algo con toda tu alma y nada pasa, tus plegarias se pierden en el infinito. Un día te cansas, te hartas, piensas que hacer que suceda es como intentar agarrar aire en tu puño. Lo dejas, te olvidas, lo das por perdido. Y justo cuando la resignación invade tu ser... ¡Zaaaaaaaaas! Que sucede. Así, de un minuto a otro ya estas sonriendo como idiota e intentando digerir el suceso. Es entonces cuando me dan ganas de reírme histéricamente y prometer no tomarme nada en serio. Siempre olvido cumplir la promesa...
¿Por qué suceden esas cosas? Vamos, no creo que Dios, o como prefieran llamarle, se divierta haciéndonos eso. Tal vez sean lecciones ,y en mi caso tengo una vaga idea sobre lo que tengo que aprender...
Pero llega demasiado tarde, ya cuando te desgastaste y tu corazón está pulverizado.
Hora de dormir. A pesar de que estaba agotada no podía pegar ojo, tenía demasiada adrenalina y el aroma del tinte me tenía amensada. A las 2:00 am me levanté de la cama y comencé a dar vueltas por la sala de mi casa, mareada, desconcertada me puse a escuchar una feliz canción de Jimmy Soul varias veces hasta que la escena se tornó excesivamente irreal. Yo, caminando una y otra vez en un espacio reducido, con mi cabeza de zanahoria en plena madrugada escuchando ♫"Never make a pretty woman your wifeeeee, so from my personal point of view, get an ugly girl to marry youuuuuuu"♫. Casi podía escuchar la musiquita de La Dimensión Desconocida... turururu, tururuu...
Raro.
Sabrá Dios a qué hora me recibió Morfeo. Luego desperté con esa fea sensación de que todo fue un sueño.
Y bueno, el tinte saldrá y de lo otro... quién sabe qué suceda. Pero no importa. Al fin que ya no me voy a tomar nada en serio...
Lector, Ignore el pulso de maraquero
Las cosas que son para ti regresan, un mes, un año, una década después. A la mitad del recorrido parece una forma indefinida, un rayón sin sentido, amorfo y hasta grotesco. Al final se podrá apreciar el porqué de cada trazo, su importancia para la perfección del resultado final, sin el cual no sería el mismo.